Las embajadas de Francia, Italia y Alemania han presionado al gobierno de Lula para que frene la ley educativa brasileña presentada y aprobada por el Senado. Dicha ley incluía la lengua española como asignatura obligatoria. Los diplomáticos han conseguido su objetivo y la redacción del texto que ha llegado al Congreso de Brasil ya no incluye dicha obligatoriedad.
