La mujer (y el hermano) del César, además de honrados, deben parecerlo. Seguro que recuerdan el origen de la frase referida a Pompeya la mujer de Julio Cesar que acabó por divorciarse de ella. Sin querer establecer paralelismos entre el gran César y Sánchez, si la frase sirve para aplicarla a las dos “averías” familiares que le aquejan. En el caso de “la pichona”, el 28 de febrero su asistente en Moncloa, fichada por Begoña y traída a cambio de buen salario publico tendrá que refutar los informes de la UCO que la señalan como la que pedía fondos para los cursos, por ejemplo a Reale o la que negociaba cuestiones del software presuntamente apropiado por Begoña de la Complutense. Cristina Álvarez no era una asistente que lleva la agenda, sino una apoderada de negocios privados con membrete oficial de Presidencia.
