Tal día como hoy, 11 de octubre de 1698, todas las potencias europeas decidieron aliarse contra España. En la ciudad holandesa de La Haya, embajadores de Francia, Inglaterra y Holanda firmaban un pacto por el que se repartían las posesiones del imperio español. Al episodio se le llama precisamente “Tratado de Partición”.
En nuestro país reinaba Carlos II “el Hechizado”, un rey débil y enfermo, sin descendencia, cuya mala salud permitía prever un inminente colapso de la corona española. Era como la agonía de un gigante a cuyo alrededor se agrupaban, vigilantes, los buitres. Y el gigante no era Carlos, ciertamente, sino España. La España de aquel tiempo aún abarcaba desde América hasta las Filipinas, y en Europa conservábamos Flandes, el Milanesado y Nápoles. Un apetitoso bocado para las otras potencias europeas, y en especial para Inglaterra y Francia, que veían llegada la hora de derribar la hegemonía española. Ahora bien, ni Francia se fiaba de Inglaterra ni ésta de la otra, de manera que ambas coronas se pusieron de acuerdo para sacar el mayor beneficio sin tener que llegar a las manos. Lo que se decidió fue que garantizar que la corona española recayera en un tercero. ¿Quién? En aquel momento la corte de Madrid vivía un enfrentamiento intensísimo entre la facción de la reina madre, Mariana de Austria, que apostaba por dejar la sucesión en manos de su bisnieto José Fernando de Baviera, y la reina consorte, Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos II, que apostaba por un sucesor Habsburgo –el archiduque Carlos- para que la corona volviera al núcleo del imperio austriaco. Carlos II dictó testamento en septiembre de 1696 y designó a José Fernando. Era el mejor candidato para Londres y París porque no alteraba el equilibrio de poder en Europa.
Los pactos de La Haya se firmaron en dos fases: Francia e Inglaterra primero, ambos y las Provincias Unidas (Holanda) después. En síntesis: el futuro rey José Fernando conservaría la España peninsular y las Indias, pero Francia se quedaría con Navarra, Guipúzcoa, Nápoles, las Filipinas y el norte de África, y Austria ganaría el Milanesado. En cuanto a Inglaterra y Holanda, obtendrían amplias ventajas en el control del comercio marítimo con América. Por desgracia para los negociantes, José Fernando murió en 1699 con siete años, muy probablemente envenenado. Eso deshizo todos los planes y obligó a un nuevo Tratado de Partición, el segundo, que se firmará en Londres y La Haya en marzo de 1700. En la corte española, mientras tanto, se imponía el partido francés que buscaba sucesor en Felipe de Anjou, de la casa de Borbón. La guerra estaba servida.
Otros hechos:
1469: En Dueñas, Palencia, los infantes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se entrevistan y pactan su matrimonio. Serán los reyes católicos.
1652: Juan José de Austria rinde Barcelona y desaloja a las tropas francesas.
1780: El Gran Huracán de las Antillas desarbola las flotas británica, holandesa, francesa e inglesa que se alineaban en aquellas aguas por la revolución norteamericana.
1835: El Gobierno Mendizábal decreta la extinción de las órdenes religiosas.