Tal día como hoy, 24 de octubre de 1944, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Félix de Lequerica, escribía a su embajador en Budapest, Ángel Sanz-Briz, el siguiente telegrama: “Ruego se extienda la protección a mayor número de judíos perseguidos”. Así España salvará a un número indeterminado de judíos húngaros, más de 5.000, durante el peor año de la persecución bajo la ocupación alemana.
En 1924, el gobierno del general Primo de Rivera, dentro de su política de promoción de la Hispanidad, dio en conceder la nacionalidad española a los judíos sefardíes, es decir, a los descendientes de los judíos españoles expulsados por los Reyes Católicos en 1492. La medida era más propagandística que otra cosa, pero veinte años después iba a tener unos resultados inesperados. A lo largo del año 1944, a la embajada española en Hungría, dirigida por el embajador Ángel Sanz-Briz, llegan noticias inquietantes: los judíos de Budapest están siendo deportados en masa y se rumorea que son enviados a la muerte. El encargado de negocios de la legación, Miguel Ángel Muguiro, y después Sanz-Briz, contactan con el ministerio de Asuntos Exteriores y, como primera providencia, deciden recuperar aquella vieja medida de la dictadura: en nombre de la españolidad de los sefardíes, la embajada española empieza a acoger judíos a los que de inmediato se provee de la correspondiente carta de nacionalidad. A partir de ese momento, como nacionales de un país tercero, su vida queda a salvo. Muchos de ellos permanecerán viviendo en la propia embajada. Cuando Sanz-Briz abandone Budapest, un italiano, Giorgio Perlasca, nombrado cónsul de España, continuará su labor. Se calcula que por este procedimiento se salvaron de la deportación no menos de 5.200 judíos húngaros.
Sanz-Briz no fue el único: otras embajadas españolas en Europa emplearon el mismo procedimiento. ¿Fueron iniciativas personales, aisladas, o el Gobierno de Franco estuvo detrás del caso? Es muy difícil saberlo. De la documentación se deduce que el Gobierno, como mínimo, estuvo al tanto y dejó hacer. Desde 1943 –cuando la ocupación alemana de la Francia de Vichy- hay constancia de que las legaciones
españolas protegían a los judíos sefardíes. Cuesta imaginar que en un régimen rígidamente autoritario como el de Franco, y más en aquellos años y en esas circunstancias, un embajador pudiera obrar por su cuenta en un asunto que perfectamente podía desencadenar una crisis diplomática de envergadura. Por otro lado, los embajadores protagonistas siempre han dicho que actuaron con el conocimiento del gobierno. Sólo a partir de los años 70 empezó a reconocerse a España por esta labor. Y poco.
Otros hechos:
1491: Nace en Azpeitia, Guipúzcoa, San Ignacio de Loyola.
1648: Paz de Westfalia: termina la Guerra de los Treinta Años.
1937: El Gobierno del Frente Popular inaugura el campo de trabajos forzados de Albatera, en Alicante, destinado a concentrar allí a los presos políticos de derechas y católicos.
1975: Muere en Saint-Cloud, Francia, el líder anarquista Cipriano Mera.