Tal día como hoy, 6 de octubre de 1542, el conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca publicaba sus “Naufragios y comentarios” contando la extraordinaria aventura que le llevó a atravesar América desde Florida hasta México por tierras hasta entonces inexploradas. Era la primera descripción de los indígenas norteamericanos y sus tierras publicada en Europa.
Cabeza de Vaca, nacido en Jerez de la Frontera en algún momento entre 1480 y 1490, había pasado a América en la expedición con la que Pánfilo de Narváez se proponía conquistar Florida. Aquella campaña fue una sucesión de calamidades de principio a fin. Arrastrados por un vendaval, los barcos acabaron echando el ancla el Jueves Santo de 1528, 14 de abril, en lo que hoy es Port Charlotte, al suroeste de Florida. Pese a ver su hueste diezmada, Narváez se adentra en lo desconocido. A la compañía le aguarda una sucesión interminable de ciénagas malsanas que los nuestros vadean como pueden, azotados por el hambre y fustigados por los indios hostiles. Desorientados, deciden construir balsas y seguir la costa desde el mar: así navegarán 640 kilómetros hasta el Misisipi, pero, cuando llegan a la desembocadura, la corriente del río se traga a las almadías. Sólo sobrevive una embarcación: la de Cabeza de Vaca. Los supervivientes terminan convertidos en esclavos de los indios.
Cabeza de Vaca encuentra a otros supervivientes: los capitanes del Castillo y Dorantes y el moro Estebanico. No tardarán en huir. Les aguarda una increíble aventura a través de lo que hoy es Texas y Nuevo México. Viajan por un territorio completamente desconocido, sin mapas ni referencia alguna. Sobreviven gracias a los conocimientos médicos de Cabeza de Vaca, que un día cura a un hombre herido por una flecha, otro saca a un indio de un estado de catalepsia. La fama de los viajeros crece por toda la región. Los indios les tratan como si fueran magos. Álvar Núñez dispensa cuidados médicos y del Castillo predica la cruz a los nativos. Pronto nuestros cuatro supervivientes se ven acompañados por un séquito creciente de indios que les sigue a todas partes. Esto les protege, pero también les crea nuevas obligaciones: hay que mantener el orden, cosa que Cabeza de Vaca hará utilizando como tótem mágico una calabaza y, sobre todo, hay que dar de comer al séquito, y éste no será pequeño: llegará a haber hasta seiscientos indios detrás de ellos. Esa es la inconcebible compañía que un destacamento español en Sinaloa, México, descubre en julio de 1536: cuatro españoles semidesnudos, barbudos y macilentos y, tras ellos, seiscientos indios en apiñada muchedumbre. En todo caso, para los náufragos fue la salvación.
A Cabeza de Vaca todavía le esperaban más aventuras y, por supuesto, más naufragios. Pero de momento dejó escrita su aventura en este libro: Naufragios
Otros hechos:
1214: Muere en Gutierre-Muñoz, Ávila, Alfonso VIII, rey de Castilla.
1823: Nace en Sevilla el cantaor flamenco Silverio Franconetti, que cantó ante Isabel II.
1934: Luis Companys proclama el “Estado catalán” en la revolución de octubre.