La mercantilización de una institución cultural
Cuando aún no han pasado 40 días de las últimas elecciones en el Ateneo de Madrid, con la importante derrota de la actual Junta de Gobierno en su intento de derogar el actual Reglamento histórico sustituyéndolo por otro a su medida que cercena derechos de los socios y pretende conceder carácter presidencialista y mercantilista a esta bicentenaria institución, llegan a nuestros oídos noticias sobre la intención de poner a la venta parte del importante patrimonio inmobiliario del Ateneo que es de todos los socios (Santa Catalina entre otros, así como la venta realizada ya de la Parcela de Sevilla la Nueva, vendida incumpliendo los compromisos que estableció la donante.)
Justamente esta misma semana se han publicado noticias sobre el interés del Grupo Prisa en trocear y vender la parte de los activos de la empresa de comunicación menos lastrados financieramente a la nueva Mediaset, grupo de televisión controlado por la familia Berlusconi. En concreto, el actual presidente ejecutivo de la compañía, Pier Silvio Berlusconi, apuntó en una rueda de prensa a comienzos de semana que «si Prisa decide vender su unidad de radio, lo evaluaríamos», en unas declaraciones recogidas por la agencia Bloomberg.
Trocear y vender para maximizar los beneficios es también la opción planteada casualmente en la empresa INDRA por el socio Joseph Oughurlian, presidente del Grupo Prisa y fundador de Amber Capital, que promueve la separación y venta de MINSAIT, la filial de tecnología, para obtener beneficios inmediatos.
Como socios del Ateneo de Madrid y como ciudadanos tenemos la obligación denunciar muy alto y claro cualquier posible intento de venta de un patrimonio que es propiedad de todos los socios y que iría en la línea de la posible administración desleal que hemos venido sosteniendo que podría practicar de forma impune la actual Junta de Gobierno de la “docta Casa”.
Este método de gestión consistente en trocear y vender una empresa, practicado por las compañías citadas anteriormente, parece que quiere ser aplicado a una institución como el Ateneo de Madrid con un patrimonio colectivo que es de todos los socios.
El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y desenlaces. Lo que no podíamos imaginar es que estas prácticas se fueran a instaurar en el Ateneo de Madrid.
Por nuestra parte, como socios veteranos, a los que cada vez nos siguen más socios recientes, nos felicitamos de haber conseguido defender y salvar el reglamento vigente que pensamos y creemos firmemente que representa y asegura los valores de esta “docta Casa” que unos recién llegados pretenden eliminar para sustituirlos por principios sectarios, interesados y mercantilistas.
Nunca se vio a un presidente del Ateneo publicitar las ventajas para la ciudadanía de votar a determinada opción partidista (ver artículo publicado el 4 de mayo pasado en el diario “El País” con el título “Anatomía del antisanchismo”). Nunca se vio en la historia del Ateneo tamaña actitud y desvergüenza.
La utilización de la presidencia del Ateneo de Madrid para fines personales y peor aún partidistas es la peor de las noticias que nos ha deparado Luis Arroyo en sus dos años de caótica presidencia de esta bicentenaria institución: administración dudosa, gestión opaca, violencia verbal en las juntas generales de socios con insultos, difamaciones, amenazas y humillaciones a socios veteranos, que sonrojarían a cualquier ciudadano con el mínimo de sentido común.
Y ahora, además de llevar a esta noble y bicentenaria institución a unos niveles de sumisión y miseria intelectual, no ha sido capaz de dar la conferencia inaugural anual que obliga el Reglamento del Ateneo, y no merecemos que se pueda trocear y vender un patrimonio que es de todos y acumulado durante 200 años con cuotas de socios y donaciones.
Luis Arroyo y compañía, tengan muy claro: el Ateneo de Madrid no es ni el Grupo Prisa, ni Indra, ni Amber Capital, que son los modelos que parecen seguir en la gestión de una institución que francamente no les merece.