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El fin de las izquierdas y derechas

El fin de las izquierdas y derechas
 

Las izquierdas y las derechas empezaron a perder su sentido en la guerra fría, ahora, la nueva dicotomía ha dejado muy anticuada la lucha de clases. El mundo se balancea entre globalistas que buscan la gobernanza mundial y la homogeneización cultural y, los que desean que su país siga manteniendo una suerte de soberanía nacional que podemos denominar como “soberanistas” que defienden que la legitimidad esta en la identidad nacional, la familia, la religión de su país, los símbolos patrios, los límites en las fronteras, la protección de la historia y la tradición, etc.

Sabemos que las agendas globalistas aceleraron su proyecto homogeneizador en la pandemia, por su parte, apuestan por gobiernos supranacionales mundiales. Obviamente cuestionan la soberanía nacional a favor de la interdependencia, su lema es la diversidad, apostando por un sujeto deconstruido, atomizado, fluido, sin identidad nacional solida, fácil de manejar. 

La globalización diviniza al yo disolvente, la felicidad subjetiva y el seguir consumiendo, no solo apoyan la libre circulación de bienes, también promueven fronteras abiertas permitiendo la inmigración masiva. Regalan la nacionalidad solo por el hecho de pisar la tierra donde se está ius soli y no lo por la sangre ius sanguinis. Según dicen: ningún extranjero que entre en España es ilegal y tienen los mismos derechos que un nativo. Una diferencia que se nos antoja esencial entre las dos tendencias es que el globalismo no diferencia el etnogrupo del endogrupo.

Pero el globalismo, bajo la coartada de la democracia, ha mutado en reaccionario, en el sentido de que ahora elimina a quien se oponga a su proyecto “salvador globalista”, lo hemos visto en Rumania por lo de TikTok, y en la intención de ilegalizar a muchos partidos contrarios al globalismo… y por supuesto, las identidades nacionales y la religión cristiana hay que escorarlas a un lado bajo el paraguas de la cooperación. 

En estos años, el globalismo sigue avanzando y arañando soberanía a los Estados con objeto de que las decisiones sean tomadas por élites intocables supranacionales que nadie ha votado. 

Élites burocráticas rodeadas de lobbies y muy alejadas del ciudadano de a pie, elites que nos recuerdan “reiteradamente” su impronta ideológica: solo dentro de la europa “sublime” te vas a salvar y no, si te agarras a la identidad de tu país.

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