Creo que llevo unos 20 años escribiendo columnas y será la primera vez que trate de una sobre mí. Estoy felizmente casado por lo Civil con una mujer que es de otro país y hace un par de años fuimos padres de gemelos en el Hospital Universitario de Burgos HUBU.
Ella está empadronada y como digo, estamos casados., pues bien, me ha llegado la factura del hospital HUBU y me piden que “yo” abone la factura del parto de 4000€. Desde este fatídico momento huelga señalar, que si volviera a tener un hijo más, -con objeto de que no me cobren por el siguiente parto- tendría que irme fuera de España.
¿Para qué pago tantos impuesto si para tener a mi hijo español me tengo que ir a un país extranjero? En apoyo a lo dicho ¿De verdad me tengo que ir a otro continente para tener a mi propio hijo siendo de Burgos de toda la vida?
Forzosamente debo resumir de forma breve: si la sanidad pública no acepta el vínculo con mi esposa, tendría que ser ella la que deba pagar, entonces, ¿Por qué me piden a mí el dinero y amenazan con expropiarme? Es decir, para Sanidad, mi mujer es una persona “ajena a mi”, según ellos no hay vínculo, pero a la hora de pagar “sí hay vínculo”.
Esto es lo que en filosofía se llama el principio de “no contradicción” es aquel que establece desde el punto de vista ontológico que nada puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido.
De esta suerte, el Defensor del Pueblo sostiene claramente que una persona que está casada por lo Civil legalmente es beneficiaria, por tanto no debe pagar. Debo añadir que el personal del hospital HUBU jamás nos avisó que había que pagar. Más bien, en varias ocasiones los sanitarios recordaron a mí mujer con no poco entusiasmo: -que suerte tiene usted de estar en España que la sanidad es gratuita-. Y sí, yo pago impuestos religiosamente.
Concluyamos por último con la Ley 7/2018 del 27 de julio. El acceso a la sanidad es gratis para la pareja de un español asegurado. Pero me siguen llegando cartas amenazadoras de la Agencia Tributaria.