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La Ruta de la Seda II: viajando con Fleming

La Ruta de la Seda II_ viajando con Fleming

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El segundo viaje lo efectué a bordo de una novela imprescindible: Noticias deTartaria,de Peter Fleming. Sí, es hermano del superfamoso Ian, el autor de la serie de James Bond. Es una obra que cuenta el episodio real de un tortuoso viaje desde Pekín a la colonia británica de Cachemira llevado a cabo en 1934, en tiempos de la República China, cuando el gobierno de Chiang hacía lo que podía desde Nanjing— literalmente capital del sur—  en un inmenso país en disolución con Mao en plena larga marcha y los comunistas rusos intentando hacerse con el dominio de la provincia de Xinjiang con objeto de avanzar hacia el Índico, una de las obsesiones de Stalin en aquella década.

El segundo viaje lo efectué a bordo de una novela imprescindible: Noticias deTartaria,de Peter Fleming. Sí, es hermano del superfamoso Ian, el autor de la serie de James Bond

Fleming era a la sazón corresponsal del Times y presunto espía de Londres, por lo que su incursión en los territorios prohibidos a extranjeros de Qinghai y Xinjiang  le va a ocasionar no pocos problemas de viaje burocráticos y logísticos que se relatan magistralmente en la citada novela. El viaje, en compañía inicial de una pareja de apátridas e itinerantes rusos blancos y una colega periodista, Kini, que había llegado a Pekín procedente de Harbin, expulsada por los ocupantes japoneses de Manchukuo. Pertrechados de cámaras, comida en conserva y hasta de un par de armas de caza salen para Xian en un traqueteante y desesperadamente lento tren nocturno. Su objetivo es saber qué está pasando en Xinjiang a la luz de informaciones que sugieren desórdenes civiles entre las diversas etnias y una invasión rusa del norte de la provincia bajo el eufemismo de asesoría militar y comercial. De hecho el rumor de la presencia de aviones de guerra soviétcos en su capital, Wulumuchi, se había convertido en una sospecha fundada que querían verificar nuestros intrépidos viajeros. Desde luego Nanjing se encuentra ausente y no controla en absoluto las provincias occidentales donde operan sin eficacia sus gobernadores. Prácticamente, casi toda la China al oeste de Xian está fuera del control de Chiang y se convierten en territorios de mucha inestabilidad con escaramuzas civiles y la inquietante presencia de los rusos. Eventualmente arriban a Lanzhou, capital de Gansu, donde se atascan varias semanas, primero a la espera de pasaportes y luego pendientes de un transporte en un camión que retrasa su salida reiteradamente. Los rusos no son autorizados a continuar y causan baja en la expedición, lo que complica aún más su aventura, pues los rusos hablaban mandarín y chapurreaban algunas de las lenguas de la ruta, sobre todo el uygur, el idioma de los oasis. 

El viaje dura casi un año y esta plagado de eventos arriesgados e impedimentos de las sucesivas autoridades a las que someten sus necesidades de permisos, suministros y medios de transporte

A partir de Lanzhou el viaje discurre en los más extravagantes medios desde camiones cargados hasta una altura inquietante  y averiados con frecuencia, carromatos agrícolas, caballos, caravanas de comerciantes y hasta camellos y burros. Los paisajes son extremos, generalmente yermos y surcados por ríos y torrentes que deberán atravesar en balsas o puentes colgantes. Recorren la ruta sur de la seda al serles denegado el permiso para atravesar  la provincia de Gansu, por la que discurre la ruta principal, el famoso corredor que han descrito los distintos viajeros cuyos relatos han configurado la literatura fantástica y exótica que había alimentado la imaginación de Marco Polo, de  lectores diversos y, por supuesto, la mía.

Kashi, la antigua Kashgar, punto de encuentro de todas las caravanas que llagaban desde el oeste atravesando el llamado Techo del Mundo, las cordilleras divisorias del Hindukush, los Pamires y las Montañas del Cielo, y desde donde partían las caravanas hacia Pakistan y la India

Por tanto se sumergen en las ignotas entrañas de la provincia más misteriosa y desconocida de China, Chinghai, surcada por el río Amarillo y por la zona pantanosa y salina del Qaidam. La idea es empalmar con los oasis del sur del desierto del Taklamakan a los que normalmente se accedía por el corredor de Gansu y la ciudad puerta de Xinjiang, la famosa Dunhuang, por donde había penetrado el Budismo hacia Mongolia unos cuantos siglos atrás. Estos pantanos salinos de rala pero espesa vegetación abundan en gansos y gacelas y Peter saca partido a su calibre 22 y celebrando banquetes inusuales y ausentes en el resto del viaje. De hecho Kini, que le parece mucho más competente que el para gestionar las adversidades, y él mismo pasan hambre en muchas de las etapas subsiguientes en las que no avistan caza alguna. 

Tras los más fascinantes avatares llegan a Kashi, la antigua Kashgar, punto de encuentro de todas las caravanas que llagaban desde el oeste atravesando el llamado Techo del Mundo, las cordilleras divisorias del Hindukush, los Pamires y las Montañas del Cielo, y desde donde partían las caravanas hacia Pakistan y la India, hacia el sur y los pasos del Karakorum, y el Pamir, los archi-conocidos Khunjerab y Mintaka, ambos cercanos entre si y situados a casi 5.000 metros de altitud. Más hacia el oeste se cruzaba hacía los kanatos de Asia central, para llegar a las fabulosas ciudades de Fergana, Bhukara, Samarcanda, Kokand, Xiva…..
La geografía sigue siendo deslumbrante, descarnada de vegetación, a veces boscosa cuando remo

ntan las sierras transversales pobladas de alerces y las superan por pasos tortuosos ornados por las cumbres blanquecinas y borrasqueadas de nieves veraniegas. Montañas y mas montañas por los cuatro puntos cardinales, estepas y desiertos inmensos, el de Ordos, el de Alashan, el

 Gobi y el mayor y más cruel de todos, el más asesino con sus arenas cantarinas que seducen a los viajeros extraviados, condenados y engullidos por las inmensidades arenosas, el Taklamakan ….en lengua uygur significa entrarás pero no saldrás. Es el desierto extremo de noches gélidas y días de horno, la casa de onagros, buitres y gacelas, rodeado de las cordilleras más elevadas del planeta, los montes Kunlun por el sur que lo separan del Tibet, los impresionantes Karakorum presididos por su majestad  el K2 y su corte de ochomiles del macizo del Gasherbaum, los Pamires por el oeste, la cordillera del Cielo por el norte, todas ellas de nieves perpetuas y glaciares que desaguan en sus arenas, creando las fértiles y exóticas ciudades oasis: Turfan, Khotan, Kashgar, Charklik, Yarkant….el Taklamakan, sumergido a cotas incluso a -300 metros de altitud, con vegetación veraniega y dunas de arena que parecen montañas, algunas de hasta  500 metros de altura. Tras reponer fuerzas, botas y monturas se dirigen a Pakistán a través del paso de Khunjerab y entran en los dominios británicos, el descenso de las sierras por imposibles caminos asomados a precipicios insondables.  Son agasajados por los mandamases de Gilgit y, finalmente, llegan a Cachemira desde donde vierten al mundo las noticias de Tartaria y la aludida novela de carretera, cuya lectura hará las delicias de lectores y viajeros de libros.

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