El tercer “viaje” también es literario: la novela de Collin Falconer de homónimo título. El escenario es espectacular. Un templario, Josserán, miembro de la nobleza campesina del Languedoc comete un crimen por la infidelidad de su mujer y para purgarlo se pone a las ordenes del Papa en las luchas por recuperar Jerusalén. Estamos en pleno siglo XIII con el imperio mongol en su apogeo aunque dividido en tres tras el kuraltai que determina la defección de Khubilai hacia China donde se hace fuerte como emperador y acaba por creerse el único khan. El Imperio Mongol dividido alcanza su máxima extensión y durante cierto tiempo se suceden escaramuzas entre sus cuatro gobernantes, especialmente a lo largo de la Ruta y en el entorno de la divisoria montañosa. No obstante, la Ruta también está en su apogeo gracias a la mayor seguridad que aporta el orden mongol a las caravanas que la recorren, sobre todo en el tramo chino. Coincide el relato en el tiempo con los supuestos viajes de Marco Polo. Khubilai finalmente es aceptado como khan de khanes pero se concentra en la conquista de la inmensa China.
El tercer “viaje” también es literario: la novela de Collin Falconer de homónimo título. El escenario es espectacular
Esta es la época de las fallidas cruzadas del siglo XIII, de la quinta a la novena, saldadas con victorias sarracenas y sin llegar a retomar Jerusalén, objetivo primordial del Papado y los príncipes europeos. Participa el monje en la toma de Alepo con la ayuda del khan mongol de Persia, Hülegü, que se había abierto paso hasta Siria tras arrasar Bagdad y establecerse en Anatolia. Una vez más la novena cruzada fracasa, a pesar de la ayuda mongol, por lo que se busca la paz con los sarracenos y el enviado papal a Tierra Santa le asigna a Josserán la misión de proteger una embajada capitaneada por los dominicos para difundir las creencias cristianas en los dominios mongoles y lograr el apoyo definitivo del Gran Khan, Khubilai, a la sazón residente en Xanadú. Organizada la expedición diplomática parten desde Alepo a través de Turquía y llegan a Trebisonda portando credenciales papales y regalos para las cortes mongolas. Es el tiempo. de la presencia mongol en Persia, en Europa oriental con la afamada Horda de Oro y en el resto de Asia bajo la teórica autoridad de Khubilai. Un cuarto khan de menor relevancia pero de mucho peso estratégico, Qaidu, domina los pasos del Techo del Mundo y las estepas occidentales en torno a Samarcanda y Bokhara, hoy las ex-repúblicas soviéticas de Kazakistán, Tadjikistán y Uzbekistán.
Tras soportar la prepotencia del khan se convencen de que deben permanecer hasta la primavera en el lado occidental de las terribles montañas
La expedición parte hacia Isfahan por territorio persa y a las primeras de cambio es asaltada por bandidos en un tramo desértico. Josserán y sus dos sargentos consiguen rechazar la agresión pero los monjes dominicos deciden regresar a tierras menos peligrosas escoltados por los dos compañeros de armas del templario. El viaje y la misión la continuan el propio Josserán y el dominico Guillermo, llegando eventualmente a Samarcanda donde establecen contacto con oficiales del señor de esas estepas, Qaidu. Prosiguen hacia las montañas y los pasos del Pamir y llegan a los cuarteles de invierno de Qaidu en plena estepa y bajo una intensa nevada. Tras soportar la prepotencia del khan se convencen de que deben permanecer hasta la primavera en el lado occidental de las terribles montañas. Durante esos meses Josserán se enamora de la hija de Qaidu, la princesa Jutelún, con la que disputa una carrera con su enorme yegua contra la pequeña montura mongol, carrera que pierde para regocijo de los “simpáticos” mongoles.
Eventualmente cruzan el Techo hasta Kashgar, donde descansan, renuevan monturas y se unen a una gran caravana para atravesar el temido Taklamakan, siempre en la indeseable compañía de Guillermo, el dominico que le acosa con la necesidad de confesar sus pecados, entre los que se listan las diversas actividades sexuales en los diversos y acogedores oasis de los desiertos, donde es costumbre ofrecer las mujeres a los viajeros. Cuando llegan a Karakoram, la capital mongol, se está celebrando el famoso kuraltai. Esto les obliga a esperar su finalización muchos meses. Ante la disputa de sucesión deciden proseguir su viaje con la escolta de Qaidu que encabeza Jutelún, son abordados por un nutrido destacamento de Khubilai, derrotados, apresados y los dos “embajadores” conducidos a la presencia imperial. En la corte de Khubilai permanecen varios años y se les conmina a explicar la religión cristiana, pues los mongoles aceptan todas las creencia y las consideran abrazadas por su superior dios, Tengri, el omnipresente cielo azul que todo lo abarca.
Se les permite regresar a Occidente escoltados y acompañando a una de las hijas de Khubalai que debe contraer matrimonio con el nuevo khan mongol de Persia
Finalmente, se les permite regresar a Occidente escoltados y acompañando a una de las hijas de Khubalai que debe contraer matrimonio con el nuevo khan mongol de Persia (curiosa coincidencia con la historia relatada en Il Miglione cuando Polo regresa por mar a Persia). En el acceso a los pasos la comitiva es atacada por un destacamento al mando precisamente de Jutelún, muriendo casi todos sus miembros incluidos Guillermo y la princesa casadera Josserán se reencuentra con Jutelún, le salva de sus guerreros y en la huida caen por un barranco a un lago glaciar y perecen ahogados, dando lugar a la leyenda tadjika de los amantes del lago negro, hasta el día de hoy relatada a grandes y chicos en esas ásperas tierras.