Es tiempo de añadir que nuestra sociedad está atrapada entre dos ideologías de un lado, el modelo “neoliberal” que se advierte no diferencia el “exogrupo” del “endogrupo.” Me place argumentar que no distingue entre los nativos españoles y los inmigrantes extranjeros. A fin de cuentas, lo único que importa es que las fábricas tengan trabajadores y que haya muchos consumidores…
Por otro lado, merece fijar la atención en la socialdemocracia, estimo que su objetivo es proyectar la imagen de igualdad, ofrecer sin fatiga esa “imagen marco” o “idea fuerza.”
Pero la “igualdad,” solo puede ser universal, por tanto, tal ideología apoya de igual manera a un nativo español que a un inmigrante por ejemplo taiwanés. Conduciendo este razonamiento quiero decir que si vienen millones de inmigrantes -sustituyendo poco a poco los nativos- siempre serán bienvenidos dado que no diferencian el exogrupo del endogrupo (españoles nativos).
Más bien tambaleándose, no pueden diferenciar ambos grupos, puesto que si diferencian a un español de un taiwanés, ya estaríamos hablando de una ideología que protege a los nativos frente a los extranjeros, y eso no sería “igualitario.” Obviamente entrarían en contradicción, por tanto, el progresismo tampoco diferencia el “exogrupo” del “endogrupo” y permitirá siempre la entrada y nacionalización de extranjeros.
Se entiende fácilmente, por qué la izquierda no apuesta por la familia y por tener hijos. La respuesta en principio es bien sencilla: no puede. Si la izquierda apostara por tener hijos y por la familia estaría siguiendo políticas conservadoras.
El problema llama la atención, puesto que tanto el socialismo como el liberalismo están incapacitados para fomentar políticas a favor de la natalidad y la familia, y por ende, la familia es algo “no igualitario” para el progresismo.
Todo lo demás viene después: ambas corrientes para convencernos y justificar sus ideologías correspondientes nos bombardean con mensajes propios del multiculturalismo, globalismo sin fronteras, y el dichoso y manido discurso individualista, pues bien.
Tengo que decir que hoy es el día, que ambas corrientes han ganado, han triunfado.
En el colegio de la ciudad de Burgos (cercano a su famosa catedral Burgos) donde va mi hijo pequeño a primaria, he comprobado que es el único español de la clase, -la profesora me lo ha verificado-, -insisto-, es el único español, todos los demás niños de la clase son extranjeros y un tercio musulmanes.
Esta simple observación tiene un segundo acto.
Cuando supe este hecho decidí compartirlo en una red social con mis amigos, el mensaje textual era: «la profesora me ha dicho que mi hijo es el único español de clase» (sic). A continuación, se debió de hacer vital o algo así, y comencé a recibir insultos, ironías, que si digo bobadas…, que si miento, insultos que no reproduciré por respeto al lector.
Como vi que algunos dudaban de mi sinceridad, sin demora alguna ofrecí la dirección del colegio, el teléfono del centro, la ubicación y todo lujo de detalles con objeto de que cualquiera pudiera verificar la fuente y la información.
Y al final, no contesté a la gente por sus improperios, tan solo les hice una pregunta, ¿por qué me habéis insultado?