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Psicoterapia anglosajona vs psicoterapia hispana

Psicoterapia anglosajona vs psicoterapia hispana

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Tenemos que dar por sentado que detrás de la psicología existe ideología. Aunque la psicología como disciplina se esfuerce por acercarse lo más posible a la ciencia, ésta se halla construida por personas, y todas las personas, a la postre, defienden consciente o inconscientemente algún tipo de ideología. Por tanto, debemos admitir que la psicología también conlleva ideologías.

Nadie duda de que la hegemonía en la psicología es la anglosajona: la mayoría de las revistas de impacto están ubicadas en los países anglosajones, los profesores universitarios están obsesionados por publicar en revistas de impacto de dichos países y casi todos los estudios se realizan en ellas. La Asociación Americana de Psicología (APA), “que dicta cómo debemos citar y poner cada coma”, está ubicada en EEUU. El DSM 5, que dictamina cómo diagnosticar, ha impuesto su idioma.

La psicología ha crecido en paralelo al auge del comercio (capitalismo) y bajo el dominio ideológico anglosajón, e incluso las corrientes venidas de otras partes del mundo, como la Gestalt alemana, el psicoanálisis han sido olvidadas y recluidas en los libros de historia; de hecho, estas corrientes se estudian en la asignatura de Historia de primero de carrera de Psicología. Hoy la psicología que se estudia es eminentemente anglófila.

Conviene recordar que nunca en la historia de la humanidad había ocurrido algo como lo que está pasando ahora. A consecuencia de esta ideología anglo, las personas se centran en sí mismas como nunca antes, y nunca habían estado tan ensimismadas, pintando, haciendo mindfulness, viajando, practicando running y descansando con sus mascotas sin ningún hijo a quien educar.

Lo que ha triunfado masivamente -a riesgo de simplificar- es precisamente esta ideología venida del luteranismo: importa que yo crea “en algo” y no tanto los actos, no debe haber límites, “pues éstos frenarían mi potencial”. Se trata, por otra parte, de una ideología que permite más espontaneidad, una ideología donde hay más ausencia de culpa, donde ganar dinero es casi lo único importante, y que invita a centrarse en el presente, en lo útil, lo que convierte a las personas en sujetos centrados en el yo, en el disfrute personal y en el éxito.

Pero la pregunta es si desde la ciencia esta ideología de corte anglosajón es beneficiosa para las personas, “psicológicamente hablando”. ¿Es sano pensar tanto en uno mismo? ¿Es bueno para la salud mental cultivarse en el disfrute de uno mismo? ¿Es más sana que la ideología hispanoamericana? Más cercana a la naturaleza, la ideología hispanoamericana procura uniones estables, tener hijos, fomentar los vínculos fuertes y estables, y sobre todo la familia, valora participar de los rituales y la comunidad. La ideología hispanoamericana conlleva pertenecer a un sistema solidario, donde los actos importen, donde se busque la verdad desde el libre albedrío, donde se valore lo comunitario. Donde la economía pueda beneficiar a quien gane dinero siempre que repercuta en el bien de los demás.

Si revisamos estudios e investigaciones al respecto, la conclusión a la que llegamos es que la felicidad, al tener un fuerte contenido subjetivo, no aclara del todo si uno se siente mejor viviendo solo sin hijos o con un perro, empoderándose, viajando, intentando desfrutar de la vida y comprándose el último iPhone o más bien viviendo una vida más grupal, teniendo lazos e hijos y participando de la comunidad. Al primer modelo es al que llamaremos “anglo” frente al segundo, el modelo “hispánico”, un estilo que favorece el desarrollo grupal.

Debemos señalar que las encuestas sobre la felicidad están realizadas básicamente en países más comerciantes (capitalistas) y anglosajones. Y esto en mi opinión genera numerosos sesgos. Dicho de forma más clara, miden lo que quieren medir, lo que les interesa y lo que ellos consideran importante desde su cosmovisión.

Las encuestas de calidad de vida siempre suelen señalar que los países más felices son los nórdicos. Curiosamente, en Noruega y Suecia es donde más se valora a nivel mundial el individualismo. Si dedico el 100% de mi tiempo a mí mismo, apuntan, tendré más calidad de vida que si tengo 3 hijos y dedico la mitad de mi vida a los otros…

Si, por ejemplo, en estas encuestas se valorara la religiosidad como un camino directo a la felicidad, los países árabes a buen seguro serían los más felices de la tierra. En fin.

Sin embargo, el resultado de las encuestas es bastante engañoso. Existen dos modelos nórdicos y ambos son individualistas, el primer modelo nos dice que la respuesta es el comercio, vete a Londres a buscarte la vida. El segundo modelo, de corte individualista lo enarbolan países donde en principio hay menos paro, menos problemas sociales o materiales, son países donde el Estado responde a los problemas de cada individuo y que sustituye cada día más a la familia. Como explica el documental “Teoría del amor”, la gente puede vivir perfectamente sola y morir sola.

En mi opinión no hay nada más lejano a la felicidad que el egoísmo individual. Somos seres sociales y hay que fomentar los vínculos para mejorar nuestra calidad de vida, como demostró Roseto, el pueblo norteamericano de inmigrantes italianos que enseñó al mundo la importancia de las relaciones sociales para la salud. La postura individualista lleva a la soledad, a la decadencia y a la ruptura del principio de conservación. 

Por ello cada día se hace más atractiva y necesaria la idea de una psicoterapia adaptada a la cultura hispanoamericana.

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