Es esta una frase que viene haciendo fortuna en la embarrada arena política desde los tiempos de Maricastaña. Y no sólo desde 1978. Es un elemento recurrente del manual de agitación y propaganda inventado como sistema por el Dr. Muerte, es decir, por el corrupto Lenin. Y es evidente que la actual nefasta racha ideológica “woke”, de presencia contagiosa en todos los países occidentales, nos lleva al borde del precipicio, especialmente en el seno del rey de la corrupción política, social y financiera de la sufrida piel de toro, el Partido Socialista Obrero Español.
Resulta evidente a cualquier observador que este elemento revolucionario, la agiprop, lo maneja con mucha ventaja la izquierda. En esta asignatura la derecha no pasa de primaria, le queda mucho trecho para llegar al doctorado del que presume su némesis. El más reciente ejemplo es el caso Koldo. El PSOE no sólo echa cortinas de humo y fango sobre su evidente responsabilidad, por supuesto no asumida, sino que pretende inculpar al PP en la cruel trama de latrocinio que se investiga en torno a las compras precipitadas y casposas, chapuceras también, al hilo de la adquisición masiva de material sanitario — mascarillas, vacunas, tests y equipos de protección — para enfrentarse a la supuesta e impuesta pandemia del SARSCOV 2.
El PSOE no sólo echa cortinas de humo y fango sobre su evidente responsabilidad, por supuesto no asumida, sino que pretende inculpar al PP
También me sorprenden e indignan otros dos casos de dolor público: el vigésimo aniversario de la matanza de Atocha, en 2004 y en vísperas de elecciones generales, y la al parecer inevitable ley de amnistía dictada por Puigdemont entre risotadas y cortes de manga. Cualquier cosa se aprovecha para echar paladas malolientes de caca a un PP con pies de barro que se queda paralizado ante el ágil e incisivo ataque de Frankenstein.
En lo que toca al material sanitario, impuesto a los españoles a pesar de su dudosa necesidad y evidente ineficacia, el líder de la cuadrilla apocalíptica no se corta en equiparar el robo mafioso gubernamental del caso Koldo, a la corrupción pasada, presente y futura del PP, cargando tintas y apocando su propio caso vergonzante de comisiones descaradas y exportadas al Caribe en Falcon.
El caso de la matanza de Atocha es de delirium tremens: no sólo no se invita a la oposición pepera a los actos organizados en conmemoración del mayor atentado terrorista de Europa desde la ola yihadista, sino que el doctor se planta al frente del acto para recordar que Aznar culpaba a ETA, justificando de paso el acto de protesta masivo de su partido ante la sede de Génova durante la jornada de reflexión, algo explícitamente prohibido por las leyes electorales. Veinte años después de la dolorosa pérdida de esas elecciones por el heredero de Aznar, que para más inri llevaba dos legislaturas gobernando. Y se estaba convencido de una tercera. Sobrevino sin embargo las legislaturas más lesivas para los intereses de España, la hégira Zapatero.
Y el caso de la amnistía tampoco se queda atrás, aunque está por ver si se lleva a buen puerto a pesar de su renovada redacción reciente e ilegítimamente aprobada por la Comisión de Justicia del Congreso
Obvio es que la palma se la lleva el periodo actual de gobierno Frankenstein, al frente el doctor Fake, con diferencia el peor padecido por los españoles desde la década ominosa de Fernando VII.
Y el caso de la amnistía tampoco se queda atrás, aunque está por ver si se lleva a buen puerto a pesar de su renovada redacción reciente e ilegítimamente aprobada por la Comisión de Justicia del Congreso y que se votará muy pronto en sesión plenaria. Parece que descollan obstáculos en el horizonte, la oposición de la mayoría de la judicatura y las denuncias en Bruselas. Pero indigna y encocora la pretensión de que Feijoo habría ofrecido sin éxito la cuestión a los díscolos nacionalistas catalanes, otra mentira flagrante. Bueno, algunos llaman a estos trenes de mentiras “cambios de opinión”.
No toda la culpa de este indecoroso estado de las cosas es del PSOE, el PP también peca
Sin embargo, no toda la culpa de este indecoroso estado de las cosas es del PSOE. El PP también peca. Por omisión, por dejación y por ausencia de principios sólidos. No así el PSOE que se cree sus mentiras y sus principios, por muy abyectos que sean. Su lápiz está perfectamente afilado, el del PP romo.
Se suele decir que todo lo malo se contagia, con más soltura que lo bueno……aunque dudo de que quede algo bueno en la política del milenio. Caso de Rajoy, cuando gobernó una legislatura y pico sin alterar una coma del alud de infectas leyes ideológicas de sus dos legislaturas zapateras, aborto, violencia de género, memoria histórica y otras, por no hablar del paro provocado y el hundimiento de la economía en una crisis que costó 4 años del PP doblegar. Sin olvidar que el tal zapatero se arrogó con toda la jeta el haber logrado la rendición de ETA. ETC.,ETC. Como consecuencia de esa nefasta etapa Rajoy ganó con una mayoría absoluta de récord. Eso sí, con una campaña en la que prometió el oro y el moro. 186 diputados, la más holgada de la Historia. Pero aunque levantó la losa de la crisis, el final fue típico de la derecha, históricamente. Acobardado y acusado de corrupción, traicionado por la derecha vasca, ebrio de whisky de malta, abrió la puerta a Mr. Handsome en la moción de censura de junio de 2018. PP knock-out hasta hoy.
Lo malo se contagia y el PP no sólo no tiene alternativas a las inacabables tropelías Frankenstein, sino que las suscribe, incluso agudizándolas
Y es que lo malo se contagia y el PP no sólo no tiene alternativas a las inacabables tropelías Frankenstein, sino que las suscribe, incluso agudizándolas. Caso de las leyes de género, trans, eutanasia, aborto, lingüística o de memoria histórica en Galicia, Baleares o Madrid, sin agotar el elenco, donde incluso las “mejoran”. Pactan con la némesis todo lo que a estos últimos les place, desde reformas constitucionales hasta el reparto de comisiones. Lloran sobre la leche derramada del pacto para renovar el Tribunal Constitucional, con mayoría de izquierda y puertas giratorias de ministros y fiscales. Y de paso nos ponen a las fauces leoninas. Acaban por aceptar tropelías y ocurrencias legislativas de Frankenstein cuando gobiernan, y luego lloran. ¿Pero que les pasa a esta gente?
Y luego el colmo de los despropósitos, el despreció y el ninguneo a Vox, el único partido democrático y constitucional que queda, por mucho que critiquen estos la absurda y lesiva seudo-confederación de las redundantes y caras autonomías, el gran error de los padres de la Constitución del 78, hoy rebajada a mero régimen. Y están en su derecho de criticar lo infecto y enfermizo.
¡Que les vote su tía, como dice mi admirado con-articulista Francas!