Francia va a reaccionar
Un país que tiene la suerte de tener ese himno no se dejará destruir tan fácilmente por una quinta columna, por numerosa que sea.
Francia tiene un problema, y es muy grave, en la inmigración; pero también tiene un arma política y social, y es muy poderosa, en la nación. Solo tiene que activarla.
Si el 10% de los nacidos en Francia no se siente nacional de ese país y se siente excluido de un destino común, el 90% restante sí se siente francés. Lo que aun no sabemos es qué porcentaje de ese 90% está dispuesto a luchar en serio para seguir siendo francés. Cierto que las minorías deciden, cuando se hacen vanguardia, el destino de los pueblos; pero esa minorías se encuentran a ambos lados de la balanza: en la revolución y en la reacción; en la rebelión y en el orden. Y es completamente seguro que de ese 90% de la Francia que se gusta a sí misma surgirá una minoría de vanguardia para que su país continúe existiendo. Y esa vanguardia arrastrará al resto de la nación.
Si hoy se celebraran elecciones presidenciales en Francia, la victoria de la derecha sería abrumadora, y el destino de nuestro vecino del norte se uniría al de Italia, Suecia, Hungría o Polonia. Otra Europa. Por eso la izquierda francesa, que sin duda está participando en la algarada, no va a derribar al gobierno de Macron en la calle, y por eso la rebelión acabará apagándose… Ma non troppo porque Francia vive con verdadera angustia nacional lo que le está pasando al país; y ya son varios los episodios que han puesto sobre la mesa que la situación es insostenible. La decantación social de que el problema nacional de Francia está en el modelo migratorio multicultural -que no tiene capacidad de integración- es un proceso histórico irreversible que acabará fraguando en una gran victoria de las fuerzas de la derecha. Ese es el destino de Francia. Y esa su salvación.
Que el modelo multicultural –ante el que se plegaron la derecha y la izquierda- ha generado el problema ya no lo duda (casi) nadie medianamente moderado. Lo que se duda es si la derecha se quedará sola en la defensa del legado político y cultural de Francia, y si la toda la izquierda acabará sucumbiendo al movimiento antifa que es esencialmente un movimiento antipatriótico y guerracivilista (es decir, Mélenchon). Tratándose de Francia, donde aún se discuten con fervor y razón las cosas importantes, y donde existe un debate público de altura, la respuesta no está del todo clara. Tampoco en Italia lo estaría. En España…la cosa sería indudablemente distinta: aquí nuestra izquierda destruiría sin duda la nación (ya lo ha hecho en el pasado y en eso está ahora mismo).
Francia tiene un himno que acabará arrastrando al cuerpo nacional a rehacer su país. El campo ya está en ello mientras la ciudad aún se debate entre la duda y el miedo. Lo importante es que cuando llegue la hora no se cometan errores.