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Editorial. Bukele, la democracia en El Salvador y El País

Editorial. Bukele, la democracia en El Salvador y El País

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Victoria arrolladora del orden y la paz frente al crimen

Bukele, ese político extraño a los modelos del liderazgo en Europa,  ha arrasado en las elecciones presidenciales celebradas en El Salvador con más del 80% del voto popular a su favor, lo cual equivale tanto como decir que ha ha obtenido el respaldo casi unánime del cuerpo electoral. También ha logrado hacerse con 68 de los 70 escaños en el parlamento nacional.

Nuevas Ideas, el partido de Bukele, ha logrado más votos que el resto de sus competidores juntos.

Binomio libertad/seguridad

La victoria abrumadora de Bukele tiene mucho que ver con el conocido como “binomio libertad/seguridad”, en cuya virtud sin seguridad no hay libertad posible y sin libertad la seguridad se convenirte en tiranía, que es cosa distinta.

A tenor del resultado obtenido, el presidente Bukele ha conseguido para la sociedad salvadoreña un balance nada desdeñable de dicho binomio.

El Salvador, que era el país con más alta criminalidad de todo el continente americano, es ahora el modelo a seguir para países (como Honduras) que padecen la misma plaga que padecía El Salvador antes de que Bukele terminara con las maras (crimen, extorsión generalizada a comerciantes, violencia en las calles, narcotráfico, atracos, robos, palizas, violaciones, corrupción policial y judicial) y encarcelara a 70.000 delincuentes violentos.

Libertad, para qué

El hecho indiscutible es que Salvador ha pasado en una década de ser uno de los países más peligrosos e inseguros del mundo a ser uno de los más seguros. Y eso, en sociedades traumatizadas por la violencia, obtiene como es natural un indudable respaldo popular.

 “¿Libertad para que?” se preguntaba Lenin, y respondía “¿Para morirse de hambre”. Bukele parece haber reformulado esta segunda pregunta a los salvadoreños: ¿Para morir en cualquier esquina del país acribillado por una mara?

La respuesta del país ha sido clara y diáfana: Los salvadoreños quieren seguridad, quieren vivir, porque sin vida no hay libertad posible. La cuestión es si somos capaces de respetar ese resultado electoral y esa aspiración primigenia a la seguridad, a la paz y a la vida.

La pregunta del periodista de El País

Y he aquí que ha llegado a El Salvador un periodista de El País, el periódico más rabiosamente al servicio del poder de toda Europa, y ha formulado en esa nación centroamericana lo que su medio no le permite preguntar al gobierno de España: “Por qué quiere desmantelar la democracia?”

Llama además poderosamente la atención que la izquierda progresista española alce la bandera de la democracia en El Salvador y haga mutis por el foro en Venezuela, en Cuba, en Irán, en China…países que sin duda alguna deben de parecerles autenticas democracias ejemplares. Como también es curiosa la condescendencia con “otras culturas” distintas de la occidental para las que se reclama, cuando odian Occidente, cierta “equivalencia” con nosotros, es decir, cierta respetabilidad y tolerancia aunque sus gobiernos cometan barbaridades: en fin, que hay que hacer la vista gorda cuando la dictadura es de izquierdas.

El País ha ido a preguntar a Bukele lo que nunca se atrevería a preguntar a Pedro Sánchez.

La respuesta de Bukele

Pero Bukele se ha equivocado en la respuesta al periodista de El País y, en lugar de poner en evidencia tanta contradicción y tanta hipocresía, ha parecido sacar del armario la fácil bandera del colonizado (nunca fueron colonias) contra la metrópoli. “No vamos a ser lacayos” ha dicho, lo cual nos parece muy bien.

Y luego continuó: “»Me decía un periodista español, ¿por qué quieren desmantelar la democracia? Y yo le dije: Pero ¿de qué democracia nos estás hablando? Democracia significa el poder del pueblo, y si los salvadoreños quieren esto, ¿por qué va a venir un periodista español a decirnos lo que los salvadoreños debemos hacer?»

Luego Bukele dio casi en el clavo, pero erró nuevamente el tiro y confrontó su modelo de democracia con «el que le dicen sus jefes, allá en España. Pero eso no es democracia; eso sería colonia, imperialismo, elitismo, plutocracia, pueden llamarle como quieran pero no se llama democracia». Si se hubiera ahorrado los términos colonia o imperialismo, habría acertado.

España no es el periódico El País, ni su pregunta, ni su arrogancia, ni su hipocresía.  España es la Madre Patria, el viejo pueblo europeo que decidió hacerse americano y con el que los salvadoreños comparten la tradición, la historia, el arte, la cultura, la religión, el idioma, el corazón y los afectos, además de la cooperación y el futuro.

Eso es España. No la evidentísima pregunta de un medio que nunca se la haría al gobierno para el que trabaja.

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