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Editorial. Cuando Ábalos participó en la cacería de Rita Barberá

Editorial. Cuando Ábalos participó en la cacería de Rita Barberá

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El cazador cazado prueba su propia medicina

Dice el sabio refranero español que quien a hierro mata a hierro muere. La historia política es muchas veces como un bumerang y los cazadores de antaño pueden verse de pronto convertidos en sujetos cazados.

José Luis Ábalos, que se ha auto-erigido en víctima de una cacería puesta en marcha por propios y ajenos contra él y que ahora dice enfrentarse a todo el poder político de España, se comportó sin embargo con Rita Barberá de una manera absolutamente miserable. Como siempre, aplicó la ley del embudo por razones puramente partidistas. Ábalos encabezó la feroz e injusta cacería orquestada desde el PSOE (con la activa colaboración del propio PP) contra la popular ex alcaldesa de Valencia. Ahora el ex ministro y colega de Koldo García está probando su propia y amarga medicina.

Lo que Ábalos decía en 2016

Quien fuera entonces (febrero de 2016) secretario adjunto del Grupo Socialista en el Congreso y diputado por Valencia, José Luis Ábalos, acusó con total desprecio hacia sentimiento personal o humanitario alguno, a Rita Barberá de corrupción, y cuando la icónica lideresa valenciana fue expulsada al grupo mixto del Senado por María Dolores de Cospedal, la acusó además de “desacreditar el Senado”.

No contento con eso, en plena balacea contra Barberá, Ábalos llegó a pedir a las Cortes Valencianas “reprobar a la ex alcaldesa de Valencia y actual senadora”, cosa que el parlamento valenciano hizo con el voto favorable del PP, para vergüenza (y vomitona) histórica de este partido.

Aseguró el ahora denostado José Luis Ábalos que Rita Barberá no solo “desacreditaba con su permanencia” el Senado sino que además abusaba de la institución “para burlar la acción de la Justicia”. Ábalos  achacó la decisión de Barberá de permanecer en su escaño a su intención de permanecer aforada. Una burla -dijo- “que financiamos los españoles”.

Ábalos pidió reiteradamente la dimisión de Rita Barberá y vulneró su presunción de inocencia acusándola de una corrupción de la que fue absuelta una vez había fallecido. La política del fango la mató.

Rita Barberá murió víctima del acoso y derribo aquél, y la plana mayor del PP (Rajoy, Cospedal) se personó en su funeral vertiendo, sin sonrojarse, unas furtivas lágrimas de cocodrilo/a. La hipocresía alcanzó entonces una de sus más indignas cotas. Pero esa es ya otra historia.

El bulletin

Del ToroTv

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