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Editorial. Quintos de Mora, Los Santos Inocentes

Editorial. Quintos de Mora, Los Santos Inocentes

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Quintos de Mora, Los Santos Inocentes

Pedro Sánchez ha conseguido resucitar la leyenda maldita de las dos Españas, la división artificial y extemporánea del país en dos mitades que han dejado de hablarse. Para lograrlo ha resucitado los odios, las mentiras y los peores mitos políticos a través de una memoria democrática que pretende sustituir los anhelos de paz y convivencia por el rencor, elevar a categoría de verdad histórica la propaganda sectaria y manipular groseramente los hechos del pasado. 

¿Por que? Pedro Sánchez sabe que sólo si la izquierda sociológica odia y teme telúrica e irracionalmente a la derecha, sus votantes le seguirán apoyando en sus pactos con los legatarios de ETA, con los secesionistas de ERC y Junts y con los comunistas de Sumar. Ha insuflado un odio defensivo. Al grito-pánico de “todo menos PP-Vox”, los corifeos de Sánchez han logrado, agitando un espectro, someter a los suyos, acallar los recelos y hacer su voto cautivo.

Al precio de sacrificar aquella socialdemocracia europeísta que fue (o témpora o mores) que tenía pleno encaje constitucional y democrático el PSOE, Sánchez, mediante un Frente Popular radical (que acabará devorándole) controla el poder. Eso es todo.

Este fin de semana los poderosos (y ricos) estaban reunidos, a costa de nuestros impuestos, en Quintos de Mora, un lujoso cortijo de campo que acogía al gobierno en pleno finde como si fueran los señoritos de hogaño. Esas fotos de Sánchez y los suyos se parecían más a las de Los Santos Inocentes (milana bonita milana bonita) que a la imagen de un Gobierno europeo.

Los patrones, los amos, los caciques, se dejan fotografiar, sonrientes, relajados, ajenos al sufrimiento ajeno, junto al gran oligarca. Le rodean mujeres poderosas que se disputan el gran poder del amo. Le idolatran. No hay nada más denigrante y machista.

Sólo faltaban venados tendidos a sus pies, otro trofeo.

Y mientras los ricos se alojaban disfrazados de campo en una finca con cortijo y criados, los otros, que no encuentran su espacio y su medida, se reunían en un cigarral convertido en hotel calentando motores para el curso demoníaco- electoral que se avecina. Dios quiera que ese encuentro haya servido para sacudirse de encima polvos y complejos, para asumir la diferencia abismal con el Frente Popular y para ir a por todas de una santa vez.  

Feijóo tiene una oportunidad. Ojala no haga caso de conocidos cantos de sirenas que en forma de tácticas sibilinas ocultan la clamorosa falta de ideas del algunos pelotaris. Siempre se equivocan.

El bulletin

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