La baraja española y la campaña
La conocida expresión de la baraja española se utiliza para referirse a las cosas que son previsibles. “Esto es sota, caballo y rey”, se dice, para anunciar que no habrá sorpresas y que las cosas son como son y no pueden ser de otra manera. No ha tutía, que dijera D. Manuel Fraga Iribarne.
Pongamos las cartas borra arriba ates del debate.
La sota, en el juego de naipes, representa un paje, del latino Sbtus, que significa debajo, por debajo del caballero. La sota es un aprendiz de alfil, una pieza de ajedrez sin jugada propia, una vasallo que presta servicio a su señor. Yolanda Díaz.
El caballo significa la fuerza de un animal que debe ser domado. La bestia (con perdón de animalistas y guionistas de Disney) tiene una tendencia instintiva al salvajismo y encuentra su destino en la domesticidad. Cuando el hombre sabe domarlo a espuela (poderoso caballero es dondinero) el equino se somete y acaba siendo dócil. Tener arrancada de caballo y parada de burro significa dos comportamientos sucesivos: arrancar, es decir, salir a prisa y violentamente de algo, con mucho brío (por ejemplo, salir de una derrota electoral convocando aceleradamente nuevas elecciones para escapar hacia ninguna parte corriéndose una caña), y parar brutalmente en seco, con caída segura y enorme batacazo. Pedro Sánchez (Dios mediante).
El rey significa el liderazgo, la fortaleza, la seguridad. (El editor se abstiene de dar nombres, función que deja al lector).
Luego, la sota, el caballo o el rey pueden combinar con los distintos palos de la baraja que simbolizan los cuatro estamentos medievales: el oro de los comerciantes, las copas de los clérigos, las espadas de los nobles-guerreros y los bastos de los siervos de la gleba.
Del comercio por tierra mar y aire (el oro las maletas de Delcy) sabemos que Sánchez envió a Ábalos a Barajas, y que ahora Sánchez se besa en público con la tal Delcy, bajo cuya cabeza pende una orden de la DEA por narcotráfico y tiene prohibida la entrada en el Espacio Shengen de la Unión Europea. No pasa nada. Tan amigos. La pela es la pela. Súbase a la grupa y tráigase la bolsa.
Al frente de las copas clericales tenemos a la nueva sacerdotisa de la izquierda, la karíatide cursi, nuestra modesta Palas Atenea, la semidiosa de la tierra-madre, del infinito-que-es-infinito (juasss), la de la herencia universal para los nuevos efebos, la inquisidora madre de la plancha a estrenar y los muchos hábitos (que no hacen al monje ni a la monja) con que se viste para cada ceremonia. Eternamente, que le vamos a hacer, Yolanda, ya se sabe.
Al frente de la espadas llega el guerrero al que todos han puesto fama de violento, el que da según dicen los mandobles a diestro y siniestro, hace rodar cabezas a su paso, se bate en duelos por un quítame allí esas pajas y siembra el pánico en la aldea. ¿Y si no fuera más que un hidalgo con ganas de administrar la justicia, desfacer agravios y enderezar entuertos?
Los bastos, los siervos de la gleba serán los que se dejen engañar con cantos de sirenas (sabemos que en realidad eran arpías), porque ahora la servidumbre es voluntaria, y se vota.