La izquierda internacional no está dispuesta a que la derecha le arrebate los gobiernos en los comicios venideros y por ello procede a la eliminación del adversario político. No se trata de una eliminación en las urnas sino de muerte civil con el fin de que no haya oposición.
En Brasil la izquierda se ha valido de la Justicia para apartar a Jair Bolsonaro de la carrera política. El Tribunal Superior Electoral brasileño ha condenado al expresidente a 8 años de inhabilitación por conceptos tan amplios y subjetivos como abuso de poder y uso indebido de los medios de comunicación.
El exmandatario ha sido condenado por poner en duda el sistema electoral del país en una reunión con embajadores extranjeros que fue retransmitida por el canal del Ejecutivo brasileño. El sistema de voto es electrónico y Bolsonaro cree que ese hecho lo hace fácilmente manipulable. Pidió el retorno del voto físico. Con la condena, la derecha se queda sin candidato para hacer frente a Lula Da Silva.
En Venezuela ha vuelto a suceder lo de siempre: el chavismo aniquila a la oposición. María Corina Machado, la que será previsiblemente la líder de la oposición según las encuestas, ha sido inhabilitada durante 15 años por el régimen de Maduro. La sanción obedece a la presunta falta de justificación de unos fondos en poder de Machado. También pesa el castigo de la inhabilitación sobre los otros dos candidatos a liderar la oposición.
Una INÚTIL “inhabilitación” que sólo demuestra que el régimen sabe que YA está DERROTADO.
— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) June 30, 2023
Ahora votaremos con más fuerza, más rebeldía y más ganas en las Primarias.
Aquí quién HABILITA es el pueblo de Venezuela.
Hasta el final es HASTA EL FINAL! pic.twitter.com/wRof639noG
La candidata no pierde la esperanza. Cree que la inhabilitación se debe a que el régimen se ve derrotado y que este hecho movilizará a los votos contrarios a Maduro.
Otro caso revelador es la caza de brujas contra Donald Trump con el fin de que no se presente a las elecciones presidenciales de 2024. Ya durante su mandato los demócratas le sometieron a dos impeachments fallidos. Ahora el arma de la izquierda es el sistema judicial. Se acusa al expresidente de EEUU de todo. De divulgar bulos sobre un supuesto fraude electoral generalizado en las elecciones de 2020, de instigar a sus seguidores a dar un golpe de estado con el asalto al capitolio, de fraude fiscal en su actividad como empresario previa a la política, de una presunta agresión sexual en 1997 y ahora de llevarse documentos confidenciales de la casa blanca. Trump habla de persecución política.
Y así es cómo la izquierda pretende mantenerse en el poder. No con el resultado de las urnas sino con la inhabilitación de sus principales adversarios.