La relación entre España y Venezuela ha entrado en una fase crítica tras las declaraciones de la ministra de Defensa española, Margarita Robles, quien calificó al gobierno de Nicolás Maduro como una «dictadura». Este comentario provocó una respuesta inmediata del régimen chavista, que convocó de inmediato al embajador español en Venezuela, escalando las tensiones entre ambos países.
Robles, durante un evento en España, expresó su solidaridad con los venezolanos que han tenido que abandonar su país debido al régimen de Maduro. Sus palabras no pasaron desapercibidas en Caracas, donde el ministro de Exteriores venezolano, Yván Gil, consideró las declaraciones como «insolentes, injerencistas y groseras». En respuesta, Venezuela convocó a su embajadora en España, Gladys Gutiérrez, y llamó al embajador español en Caracas, Ramón Santos Martínez, para una amonestación oficial.
El papel de Edmundo González en la crisis diplomática
La situación se agravó aún más cuando el Congreso de los Diputados de España aprobó una resolución que reconoce a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. González, un destacado opositor al régimen de Maduro, solicitó asilo en España, donde fue recibido por el presidente Pedro Sánchez en el Palacio de La Moncloa. Este gesto aumentó la tensión, con el gobierno de Maduro denunciando la intervención española y calificándola de «injerencia colonial».
Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, pronunció un duro discurso en el que llamó a romper todas las relaciones diplomáticas y comerciales con España. Además, instó a detener las actividades de las empresas españolas en el país, afectando posibles inversiones y relaciones económicas bilaterales.
Posibles repercusiones económicas y diplomáticas
La crisis diplomática entre España y Venezuela podría tener serias repercusiones en las relaciones comerciales entre ambos países. Según el último informe económico, las inversiones productivas españolas en Venezuela alcanzaron los 507 millones de euros en 2021, una cifra que podría verse amenazada si las tensiones no se resuelven.
Hasta ahora, la embajada española en Venezuela sigue operando con normalidad, pero la situación es incierta. La convocatoria del embajador español en Venezuela y la escalada verbal por parte de ambos gobiernos podrían ser el preludio de una ruptura total de relaciones.