El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha designado a Sara Aagesen como vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en sustitución de Teresa Ribera, quien asumirá el cargo de vicepresidenta ejecutiva y comisaria europea. Este nombramiento se produce en un contexto marcado por críticas a la gestión de Ribera durante la reciente DANA y por las acusaciones de corrupción vertidas por el empresario Víctor de Aldama, que han salpicado a altos cargos del Ejecutivo.
Sara Aagesen, hasta ahora secretaria de Estado de Energía, es considerada una figura técnica sin peso político propio, muy cercana a las decisiones de Ribera. Su nombramiento ha sido recibido con escepticismo por quienes esperaban un giro estratégico en la política medioambiental del Gobierno.
Durante su etapa como secretaria de Estado, Aagesen ha estado involucrada en la implementación de las mismas políticas que han sido fuertemente criticadas, como la reforma del mercado energético que disparó los precios de la electricidad o la falta de incentivos efectivos para acelerar la transición a energías renovables en sectores clave.
La gestión de Teresa Ribera
La salida de Ribera se produce en un momento en que su gestión ha sido objeto de duras críticas, especialmente por su manejo de la crisis ambiental en Aldama y su tardía respuesta a los efectos devastadores de la DANA en España. Ribera fue acusada de actuar de manera reactiva y de no haber puesto en marcha planes preventivos adecuados para enfrentar fenómenos climáticos extremos que afectan cada vez más al país.
La respuesta del Gobierno a la DANA, que dejó inundaciones catastróficas en varias regiones y puso de manifiesto la vulnerabilidad de infraestructuras clave, fue calificada por expertos y líderes autonómicos como insuficiente y lenta. Además, la falta de medidas claras para proteger a las comunidades afectadas por desastres naturales ha sido interpretada como una falta de planificación estratégica en el Ministerio de Transición Ecológica.
Por otro lado, Ribera también enfrentó duras críticas por parte de los agricultores y habitantes de zonas rurales, quienes denunciaron que sus políticas no ofrecieron soluciones reales para los problemas de agua y despoblamiento que afectan a estas áreas. El caso de Aldama, donde la polémica sobre la gestión de los recursos hídricos provocó enfrentamientos con comunidades locales, es un ejemplo claro de esta desconexión.
Las acusaciones de Víctor de Aldama: un escándalo que sacude al Gobierno
El empresario Víctor de Aldama ha declarado ante la Audiencia Nacional que mantuvo varias reuniones con Teresa Ribera para abordar proyectos relacionados con la «España vaciada». Según Aldama, en al menos uno de estos encuentros estuvo presente Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez.
Estas declaraciones se enmarcan en el conocido como «caso Koldo», una trama de presunta corrupción que implica a altos cargos del Gobierno y del PSOE. Aldama ha señalado a figuras como José Luis Ábalos y Santos Cerdán, acusándolos de recibir sobornos y comisiones ilegales.
El PSOE ha respondido a estas acusaciones presentando una demanda conjunta por injurias y calumnias contra Aldama, calificando sus afirmaciones de «mentiras absolutas» sin pruebas.
Un legado cuestionado, un reto para Aagesen
El nombramiento de Sara Aagesen no parece alejarse del rumbo establecido por Ribera. Si bien Sánchez ha destacado su perfil técnico, críticos señalan que esta continuidad podría perpetuar los errores de las políticas anteriores. Entre los retos más urgentes que enfrentará Aagesen se encuentran:
- Gestión de crisis climáticas: Mejorar la capacidad de respuesta del Gobierno frente a fenómenos extremos como inundaciones y sequías, implementando planes de acción más eficaces.
- Transición energética: Acelerar la descarbonización de la economía sin ahogar a las pequeñas y medianas empresas ni incrementar desproporcionadamente los costes para los ciudadanos.
- Agua y medio rural: Resolver la gestión del agua en territorios afectados por conflictos como el de Aldama y atender el despoblamiento de las zonas rurales con políticas prácticas y sostenibles.
- Revisión de la Ley de Cambio Climático: Adaptar las normativas para equilibrar las exigencias climáticas con la realidad económica de sectores estratégicos como la agricultura, el transporte y la industria.
El contexto político: gestos frente a soluciones
El Gobierno ha insistido en la relevancia de mantener tres vicepresidencias ocupadas por mujeres, pero sectores críticos interpretan esta estrategia como una maniobra más simbólica que efectiva. Además, la salida de Ribera hacia Bruselas ha generado suspicacias sobre la capacidad del Ejecutivo para mantener a sus figuras clave en un momento en que España necesita liderazgos sólidos frente a desafíos climáticos, energéticos y económicos.
La falta de autocrítica sobre los fallos recientes y la decisión de optar por un perfil técnico ligado a las mismas políticas controvertidas de Ribera han sido vistas como señales de que el Gobierno prioriza la continuidad sobre la necesidad de un cambio real en la estrategia medioambiental.