Las relaciones entre España y Marruecos siempre han estado en el punto de mira, sobre todo desde que Pedro Sánchez está al frente del Gobierno. Las sospechas crecieron con el caso Pegasus, el espionaje mediante el teléfono a varios miembros del Ejecutivo.
Ahora conocemos que el país marroquí colocó a un eurodiputado vinculado al servicio secreto en la comisión del Parlamento Europeo que investigaba este caso de espionaje. Los intereses de Rabat por controlar este caso serían condicionar las investigaciones sobre el espionaje a varios líderes y políticos europeos y condicionar directamente al Ejecutivo español.
Pero esto no es todo, porque la relación entre ambos países ha provocado un aluvión de peticiones en el Portal de Transparencia para conocer los motivos de los viajes de Sánchez al país vecino. Unos motivos que el Gobierno se niega a dar por razones de seguridad. Tampoco quieren desvelar los lugares donde se alojó la comitiva española. Una falta de transparencia que sigue levantando sospechas.