Pedro Sánchez ha mostrado su apoyo al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, tras su imputación por el Tribunal Supremo, a la vez que ha lanzado duras críticas contra Isabel Díaz Ayuso y su entorno. El presidente calificó al novio de Ayuso como un «delincuente confeso» por haber defraudado a Hacienda y haber obtenido beneficios de contratos de mascarillas durante la pandemia, lo que ha llevado a Sánchez a exigir la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Sánchez aprovechó para arremeter contra el Partido Popular, acusando a la formación de tener una «doble vara de medir» al pedir responsabilidades únicamente al PSOE y no actuar con la misma firmeza ante los escándalos que afectan a sus propios miembros, como el caso del novio de Ayuso. Puso como ejemplo la firme actuación de su gobierno en otros casos, como el del exministro José Luis Ábalos, resaltando que el Ejecutivo socialista ha sido contundente en la toma de decisiones cuando ha sido necesario.
Por otro lado, Sánchez rechazó las acusaciones sobre la gestión de su gobierno en el controvertido encuentro con Delcy Rodríguez, la vicepresidenta de Venezuela, asegurando que en aquel momento no existían sanciones individuales que impidieran la visita. Esta afirmación se produce en medio de crecientes tensiones entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid.
El conflicto político sigue intensificándose, con Sánchez buscando desviar la atención de los problemas internos de su gobierno mientras Díaz Ayuso se consolida como una de las principales figuras dentro del PP. La presidenta madrileña, por su parte, ha negado cualquier implicación en las acusaciones y mantiene un sólido apoyo entre los votantes madrileños, lo que complica los intentos del Gobierno de debilitar su imagen.