El boicot contra la fresa de Huelva no es sorprendente, pues los productos españoles llevan meses siendo atacados: empezamos por el aceite de oliva y seguimos por los tomates, sin olvidar las campañas contra la carne lanzadas desde el propio Ministerio de Consumo.
Ahora, instigadas por Campact, una plataforma alemana, más de 150.000 personas han empezado una campaña contra nuestra fresa, reclamando a los supermercados que dejen de venderla. ¿El argumento? Que «el agua de Doñana no es sostenible». Algo que dicho desde una plataforma alemana aún… pero dicho desde el Presidente del Gobierno, resulta totalmente insólito.
Ni siquiera Campact se esperaba que pudiera ocurrir, haciéndose por ello, eco de ello en sus redes sociales. Y es que el pasado martes, Sánchez publicaba en su perfil de Twitter el siguiente mensaje: “El negacionismo arruina nuestro medioambiente y corre el riesgo de arruinar las economías locales. Salvemos Doñana”.
El negacionismo arruina nuestro medioambiente y corre el riesgo de arruinar las economías locales.
Salvemos Doñana.https://t.co/IS72M8u3AP— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) May 30, 2023
Ante algo semejante, evidentemente, la plataforma ecologista alemana encontró su mejor baza: dicho por el propio Gobierno de España, el boicot está más que justificado. Les han hecho la campaña.
Salvemos Doñana – Retten wir die Doñana, sagt auch der spanische Ministerpräsident. Erdbeeren, die ein Weltnaturerbe zum Austrocknen bringen, dürfen nicht mehr in unseren Supermärkten landen. Verkaufsstopp jetzt! https://t.co/E5WKpZ9uA4— campact (@campact) May 31, 2023
“Salvemos Doñana, dice el presidente del Gobierno español. Las fresas que hacen que se seque un patrimonio mundial natural ya no deberían acabar en nuestros supermercados. ¡Deja de vender ahora!” dice el tuit que publicó la plataforma el pasado miércoles. La Junta de Andalucía no solo ha pedido a Pedro Sánchez que rectifique tras sus palabras, también que aclare los intereses que hayan motivado tal afirmación. Y es al parecer, este boicot coincide en tiempo con la cosecha de fresas en Alemania, y podría haber alianza con socialistas alemanes detrás de todo ello. La religión climática no puede ser único fundamento para que un presidente del gobierno vaya contra su propia nación y economía.