Todo empieza en Navarra. El Confidencial publica una información que, de confirmarse judicialmente, podría hacer tambalear aún más los cimientos de la credibilidad del Partido Socialista. Y lo hace con papeles, documentos, fechas, y con la Guardia Civil, que no suele actuar sin indicios. En el centro de esta historia, que huele a corrupción, a tráfico de influencias y a mordidas, se encuentra un nombre que hasta hace muy poco ocupaba una de las sillas más altas de Ferraz: Santos Cerdán. Según la investigación, Cerdán no sólo sabía del reparto de obras públicas en Navarra, sino que participaba directamente en el reparto de los beneficios. Y no como un espectador, sino como un socio capitalista: era, según las escrituras halladas en el domicilio del administrador de la empresa, dueño del 45% de la constructora. La misma constructora que, en UTE con Acciona, se llevó el multimillonario contrato para la duplicación de los túneles de Belate. Una obra de 62,8 millones de euros
