La noticia saltaba ayer: García Gallardo dimitía como líder de VOX en Castilla y León y abandonaba la política.
Julio Ariza defiende que el exdiputado ha demostrado ser firme en sus decisiones, tomando la decisión de dejar su acta cuando no está de acuerdo con una postura, mientras que otros miembros de Vox, que criticaron las formas de designación del partido, se resisten a salir a pesar de las faltas que se les atribuyen. Ariza reflexiona sobre la importancia de la disciplina interna y cómo los intereses personales pueden poner en peligro el proyecto colectivo.
Lejos de pensar que esta salida puede afectar al partido, ya que se demuestra que los principios y las ideas defendidas por el partido podrían seguir ganando el apoyo de la ciudadanía
