Tal día como hoy, 14 de noviembre de 1524, Francisco Pizarro emprendía su primera navegación en busca del Perú. Fue un absoluto desastre.
Nadie sabía bien qué era el Perú o, como decían los indios, “el Birú”. Sólo se contaba que allí había oro a raudales y grandes ciudades. Más que suficiente para que los conquistadores sintieran deseos de conocerlo. En Panamá, 1524, se reúnen dos veteranos. Pizarro, al borde de los 50 años, más de 20 en las Indias, segundo teniente de gobernador en Panamá. Diego de Almagro, pasados sobradamente los 40, bastardo de un noble, fugitivo de la justicia en España, diez años en América, redimido por su
entrega en los combates junto a Pedrarias Dávila y Balboa, entre otros méritos. Son ellos dos, Almagro y Pizarro, los que conciben la idea. Dos años antes, la expedición de Andagoya ha comprobado que los incas existen. Los dos veteranos irán a verlo. Necesitan dinero. Se lo piden a Hernando de Luque, vicario de Panamá. Luque no es rico pero conoce a un financiero: el licenciado Gaspar de Espinosa, un tipo de buena familia y mala fama –fue el que dictó la ejecución de Balboa- que administra los dineros de Pedrarias. Espinosa pondrá 20.000 pesos de oro. Aquellas empresas de conquista funcionaban como empresas privadas en el sentido estricto del término. Así Pizarro, Almagro y Luque forman una sociedad: la Compañía de Levante.
Pizarro asume la dirección personal del viaje. Avía un barco: la “Santiago”, vieja herencia de Núñez de Balboa, y otra nave de apoyo, la “San Cristóbal”, bajo responsabilidad de Almagro. Enrolan a 112 españoles más unos pocos indios nicaraguas. Zarpan el 14 de noviembre. Apenas llegarán más allá de lo que hoy es la costa norte de Colombia. Por tierra, junglas impenetrables; por mar, corrientes feroces. Los barcos pierden contacto. Se acaban las provisiones. A Pizarro se le mueren treinta hombres entre el hambre y las enfermedades. En febrero de 1525 Pizarro encuentra una fortaleza indígena. Los indios le reciben con una lluvia de piedras y jabalinas. Otros cinco hombres mueren allí y el propio Pizarro resulta herido. Almagro, mientras tanto, trata de encontrar el camino por el mar. ¿Dónde termina? En el mismo pueblo por donde ya había pasado Pizarro, con la consabida ración de piedras y flechas, una de las cuales deja tuerto a Almagro. Pizarro y Almagro, cada uno pensando que el otro habría muerto, vuelven a puerto y se encuentran en Panamá. Hacen balance: han perdido casi medio centenar de hombres, un buen montón de dinero y mucha salud. A cambio no han obtenido absolutamente nada, ni hallado otra cosa que aguas ingobernables, selvas imposible e indios tan primitivos como hostiles.
Y sin embargo, volvieron. Lo prodigioso es que volvieron. Y encontraron lo que buscaban.
Otros hechos:
1501: Catalina de Aragón, hija de los reyes católicos, contrae matrimonio con Arturo Tudor, heredero de la corona de Inglaterra.
1879: El Gobierno Martínez Campos da seis meses para imponer el sistema métrico decimal en todo el país y en todas las actividades.
1946: Muere en Alta Gracia, Córdoba, el compositor Manuel de Falla.