El gobierno de Petro le abre las puertas a la propaganda rusa
Gracias a El Colombiano quedó abierta la denuncia sobre la instalación en Colombia de un aparato importante de la propaganda de guerra de Rusia en nuestro país (1). El diario antioqueño reveló que RT (ex Russia Today), la controvertida plataforma de noticias financiada por el régimen de Vladimir Putin, es retransmitida, por orden del gobierno de Gustavo Petro, por canales públicos colombianos, como Señal Colombia y el Sistema de Medios Públicos (RTVC), bajo la dirección de Nórida Rodríguez Muñoz y del activista petrista Hollman Morris. Señal Colombia y RTVC llegan hoy al 93% de los colombianos, detalló El Colombiano.
Con esa medida, el gobierno actual está explotando la televisión pública –que debería ser un modelo de honradez y equilibrio informativo–, como una plataforma de propaganda en varias direcciones que van desde los intereses del petrismo hasta las altas dosis de las controvertidas narrativas rusas sobre la guerra en Ucrania y otros temas importantes de la actualidad internacional.
Tras la revelación de El Colombiano, la dirección de RTVC respondió que el pacto con RT obedece a que “su televisión es de calidad y con análisis económicos, políticos y sociales que ocurren en todo el planeta”. Dijo que esos reportajes y crónicas “nos invitan a conocer esa gran parte del mundo”. ¿Ingenuidad o mala fe?
En julio pasado, Nórida Rodríguez había prometido maravillas: “Tenemos que ser independientes y ofrecer contenidos e información reales conservando nuestra independencia”. Empero, incrustar RT a la programación de Señal Colombia es alejarse de la “independencia”. La orientación de ese periodismo encaja no con el periodismo ético y pluralista sino con la errada línea de Petro respecto de la agresión rusa contra Ucrania. Su desdichada frase neutralista, lanzada desde Bruselas, según la cual “apoyar a Estados Unidos o a Rusia me parece que es lo mismo”, es el tipo de narrativa que exporta RT.
La revista digital Las 2 Orillas, confirmó este 5 de septiembre: “Gustavo Petro y Hollman Morris estarían convirtiendo a Señal Colombia en un gran divulgador de noticias del gobierno ruso y la retransmisión del noticiero de RT sería un apoyo a la versión de Moscú sobre cómo se está contando la invasión” (2). RT trabajó en Colombia durante el gobierno de Iván Duque, pero RTVC sacó de su programación los informes de RT sobre Ucrania y confió ese cubrimiento a periodistas colombianos. Lo de ahora busca ir más a fondo en los planes de desinformación. En septiembre de 2022, Putin sostuvo que Colombia podría convertirse en un “aliado de Rusia” y calificó a Petro como “un socio prometedor de Rusia en América Latina con el que estamos interesados en mantener relaciones amistosas”.
La amarga experiencia de la UE con Russia Today
Pedir el cierre de RT y romper ese pacto entre RT y Señal Colombia y RTVC es, pues, indispensable y debería hacer parte de las metas de la oposición, pues nada justifica esa intromisión rusa. Los motivos para ello sobran y van más allá de la visión deformada que esa plataforma trata de imponer en Colombia sobre la agresión a Ucrania. Son evidentes los actos de injerencia de Moscú en la elección presidencial de Colombia de 2022, así como los hubo en los referendos británicos pro o contra el Brexit y en las elecciones norteamericanas y francesas de 2016 y 2017.
Nadie debe olvidar que la Unión Europea prohibió el 2 de marzo de 2022 las retransmisiones en su territorio de los medios rusos RT y Sputnik. Juzgando que esos medios son poderosos vectores de mentira y agitación política antidemocrática y, sobre todo, un frente adicional de la guerra de agresión rusa contra Ucrania, los 27 países tomaron esa medida. La víspera, esos Estados habían aprobado eso en el marco de la tercera salva de sanciones europeas contra Rusia por la invasión a Ucrania. Dicha prohibición afectó a todos los canales de radiodifusión de esos medios, ya sean online o por televisión (cable, satélite, televisión IP, aplicaciones, plataformas de Internet, etc).
Financiado por el Kremlin con 430 millones de euros al año, el canal de noticias RT retransmitía por televisión e Internet en un centenar de países en francés, inglés y español y en su versión digital Sputnik. Canadá también cerró a RT. Estados Unidos había inscrito a RT como un “agente extranjero” en 2017.
El comisario europeo Thierry Breton comentó en esos días: “La prohibición de esos canales en Europa no tiene precedentes. Por primera vez se extiende a todos los canales de distribución posibles. En nuestro espacio informativo europeo no hay lugar para la propaganda bélica rusa”. Bajo la presión europea, TikTok, Facebook, Telegram y YouTube también bloquearon las cuentas de RT y Sputnik que tienen decenas de millones de suscriptores en las redes sociales. Esas medidas durarán hasta el fin de la agresión rusa en Ucrania.
Es más, la relación entre Europa y RT se había deteriorado desde antes de la agresión a Kiev. RT violó las exigencias de neutralidad política en el Reino Unido al lanzar en 2010 su agresiva campaña Question More, en los medios y en las calles, para acusar a Occidente de encarnar la amenaza nuclear. En Francia, RT asumió una postura militante en favor de las violentas manifestaciones de los “chalecos amarillos” que duraron tres años, desde noviembre de 2018, y produjeron gran cantidad de destrozos urbanos y causaron la muerte de doce personas (algunas por accidentes generados por los desmanes). Dejaron, además, 3.800 personas heridas, 1.500 de las cuales hacían parte de las fuerzas del orden. Las destrucciones urbanas de esa ola de violencias contra el gobierno de Emmanuel Macron ascendieron a 4,5 millardos de euros, solo entre 2018 y 2019. RT también trató de convertirse en vocero de los movimientos anti-vacunas y anti-pase sanitario, durante la epidemia de Covid 19. Como RT-Francia trató de esquivar la prohibición y produjo contenidos vía una red privada virtual (VPN) Francia cerró, en enero de 2023, las cuentas bancarias de 150 empleados y periodistas de ese grupo.
La verdad según Margarita Simonian
En una entrevista con el semanario Le Point, Macron afirmó que el movimiento de los “chalecos amarillos” fue “asesorado” por una potencia extranjera y citó a RT y Sputnik por su supuesta influencia en el desarrollo de ese movimiento. La secretaria de Estado Marlène Schiappa preguntó si “hay potencias extranjeras que financian los matones y la violencia en París”. The Times de Londres publicó por su parte extractos de notas de los servicios de inteligencia franceses sobre cuentas de redes sociales que habrían amplificado el movimiento de los “chalecos amarillos”. Según el periódico británico, cientos de esas cuentas procedían de Rusia.
Como se ve, la prohibición de RT hace parte de la lucha de las democracias contra la injerencia y operaciones de un régimen totalitario que aspira a ampliar su influencia política. La manipulación de las conciencias mediante la mentira es el corazón de la vasta operación. En ese sentido, Margarita Simonian, la patrona de RT y fiel putiniana, afirma que las informaciones difundidas por los medios occidentales “carecen de valor”, que “no son controlables o son poco controladas” y que la verdad es “a la vez bien y mal”. El politólogo Maxime Audinet manifestó que, en consecuencia, la tarea de RT es “diluir la verdad en la desorientación” y reemplazar la objetividad periodística por una “parcialidad asumida” (3). El experto en geopolítica Ulrich Bounat subraya que el funcionamiento de la maquinaria rusa de propaganda “busca entregar de manera continua un conjunto de semi-verdades a la población con el objetivo de crear una versión plausible pero errada de la realidad”. Agrega que la técnica de la “reiteración y de la repetición incesante de esas versiones orientadas de los hechos sirven para nutrir los mitos elaborados por el Kremlin” (4).
Quienes pretenden en Colombia que el cierre de RT sería una violación de la libertad de expresión deberían enterarse de que la Corte Europea de Justicia estudio la decisión de la UE y sentenció, el 27 de julio de 2022, que éste “no amenaza la libertad de expresión”. Pues hay que hacer la distinción entre un auténtico medio de información y un instrumento de maniobra política. “RT y Sputnik no son medios, son armas de una guerra híbrida. Lo ha dicho varias veces la directora de RT: que ella está al frente de un instrumento de guerra contra la democracia”. Esa frase resume el consenso en UE sobre ese punto.
La UE no basó su decisión en las “deficiencias observadas” por RT sino en el régimen de sanciones antirrusas, basado en un reglamento del Consejo Europeo adoptado por los estados miembros en 2014, “sobre medidas restrictivas debidas a acciones de Rusia que desestabilizan a Ucrania”.
Luchar contra las operaciones de influencia
Por eso es un tosco error de análisis el que hace el Observatorio de Medios de la Universidad Javeriana quien no ve la diferencia entre los contenidos de RT y los de las agencias occidentales, americanas y europeas en particular. Esa miopía le hace creer que las agencias de noticias europeas y americanas difunden, como RT, “una información ideologizada, incompleta o con publicidad disfrazada”. Sin embargo, la diferencia es cualitativa. Rusia ataca a un país vecino y niega el derecho de Ucrania a existir como Estado. Trata de destruir un gobierno elegido y brutaliza con sus bombas y sus tropas a la población civil para poder anexionar ese vasto territorio. Y en ese contexto, RT juega el papel de comodín mediático de tal agresión. Ningún análisis sobre el papel de esa plataforma es legítimo si comienza con la negación de tal concentración de realidad.
Si los colombianos aspiran a conservar su tradicional libertad de prensa y el pluralismo informativo, tanto en los medios como en las redes sociales, deben impedir que RT destruya eso y se convierta en agitador de movimientos violentos, distribuidor de mentiras y policía del pensamiento. Nada indica que la guerra híbrida de Moscú contra los intereses de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y de la UE no se repetirá en Colombia. Han comenzado con modestos documentales y noticias, pero pronto pasarán a la propaganda masiva cegadora.
Para luchar contra esas operaciones de influencia es vital saber cómo luchan los países más afectados, como Dinamarca, Estonia, Lituania, Ucrania, Reino Unido, Alemania, Letonia, Polonia, Suecia, España, Italia y Eslovaquia: buscando el apoyo masivo de la población, impidiendo la degradación del estado de derecho, creando contra-narraciones basadas en hechos, denunciando la corrupción en los medios, fomentando el periodismo de investigación, defendiendo la libertad de expresión y el pluralismo, proponiendo un discurso alternativo a las versiones plausibles pero erradas de RT.
(3).- Maxime Audinet, Russia Today (RT) un media d’influence au service de l’Etat russe, Ina Éditions, Paris, 2021, pag. 65/71.
(4).- Ulrich Bounat, La guerre hybride en Ukraine. Quelles perspectives ? Éditions du Cygne, Paris, 2016.